viernes, diciembre 17, 2004

El verdadero rostro de AMLO

Andrés Manuel: el verdadero rostro

Por: Jorge Fernández Menéndez
Publicado en: Diario Milenio
Fecha: Viernes, 17 de Diciembre de 2004


Nada me ha sorprendido más en este 2004 que la forma en que se ha descubierto la verdadera personalidad política de Andrés Manuel López Obrador. Hasta el 2003 el jefe de gobierno navegaba en varias aguas: adoptaba medidas controvertidas, era notorio que no le gustaba que lo controlaran otros poderes, caía en algunos exabruptos, pero al mismo tiempo trataba de tender lazos a otros sectores, trataba de no romper con otros poderes, se notaba relativamente respetuoso de las críticas, aunque ese nunca haya sido su fuerte. Pero todo cambio desde las elecciones de medio término del 2003, cuando se quedó con la mayoría absoluta en la ciudad, estaba en el cenit de las encuestas electorales para el 2006 y decidió que había llegado la hora de iniciar el asalto final no sólo hacia la candidatura sino también hacia el control, sin oposición, de su partido. Desde entonces López Obrador ha comenzado a mostrar su verdadera cara: la de un político intolerante, necio, quizás sí comprometido socialmente pero que subordina todo a un objetivo: la obtención del poder, un poder que concibe no como una forma de superación de las taras actuales que exhibe nuestro sistema, sino como un regreso a un afortunadamente lejano ya pasado lopezportillista.
Es verdad que durante el 2004 López Obrador ha sufrido un ataque tras otro y que existen adversarios decididos a utilizar todas las armas políticas a su alcance para evitar que llegue al poder en el 2006, pero también es verdad que todas esas armas se las ha proporcionado el propio López Obrador. En apenas un año, el jefe de gobierno ha perdido a su principal operador financiero, Gustavo Ponce Meléndez, preso por corrupción, a su principal operador político, René Bejarano, también preso por corrupción, y acaba de perder a su principal carta para reemplazarlo en el 2006, Marcelo Ebrard derivado de los hechos de Tláhuac. En el camino, ha roto con el poder judicial (el miércoles, demostrando una vez más cómo actúa López Obrador, prefirió reunirse con su equipo de campaña para el 2006, en horario de oficinas por cierto, en lugar de ir, como prácticamente todo el mundo político, al informe de labores del presidente de la Corte, Mariano Azuela); se ha distanciado del legislativo (desde sus oficinas, por ejemplo, se instrumentó la toma de la tribuna para tratar de evitar el desafuero de Bejarano); ha roto con todo un sector del PRD, representado por Cuauhtémoc Cárdenas que tiene más peso del que estima el propio López Obrador; se ha distanciado y enfrentado con los principales miembros del empresariado nacional; ha hecho muchas declaraciones que han lastimado a las fuerzas armadas; se ha burlado de las organizaciones de la sociedad civil que organizaron la mayor marcha de la historia reciente del país exigiendo acabar con la inseguridad. Y obviamente, sigue estando ahí en las encuestas, pero ya ha comenzando el declive, persistente, punto a punto pero constante en las encuestas, mientras que ha logrado que la opinión en torno suyo se haya polarizado hasta tener aproximadamente una mitad del electorado que jamás votaría por él para el 2006.
El mayor de los defectos que ha mostrado López Obrador es la falta de oficio político para aceptar errores, lo que lo ha llevado a entramparse con sus propios dichos una y otra vez. Cuando se divulgó el salario de su chofer Nico, que era prácticamente igual al suyo, salió con que se trataba de su jefe de logística, seguridad y casi asesor político que además conducía su automóvil. Mucho más grave cuando se dieron a conocer los videos de Ponce Meléndez jugando en las Vegas, y de Bejarano e Imaz embolsándose literalmente el dinero que les entregaba Carlos Ahumada: inició una persecución feroz contra éste, pero nunca se deslindó de sus colaboradores e inventó la tesis del complot, en los que fue colocando de acuerdo al momento y la circunstancia a todo mundo, desde el departamento de Estado de los Estados Unidos hasta los medios que no le son afines, encabezado nada menos que por "el Innombrable", Carlos Salinas de Gortari (a pesar de que después formó su equipo de campaña, en un 90 por ciento, por políticos que fueron, todos, cercanísimos colaboradores durante años del propio Salinas) identificado como el responsable de todos los males del país.
Los videoescándalos demostraron el talante, la personalidad política del jefe de gobierno. En lugar de aceptar el error, de deslindarse de sus colaboradores que habían, evidentemente cometido delitos, en lugar de realizar una reestructuración de todo su gabinete para limpiarlo, se atrincheró en él, inventó el complot, no movió a nadie, ni siquiera los evidentemente involucrados o conocedores de lo que estaba sucediendo. Toda la saña fue para sus adversarios, internos o externos. Fue juarista, por lo menos en un sentido: "a los amigos justicia y gracia, a los enemigos la justicia a secas".
Vino después la historia del desacato y su posible desafuero. Paradójicamente, y pese a lo que ha dicho el propio López Obrador, ese episodio lo ayudó porque le permitió colocarse como víctima. Pero eso no puede ocultar que en reiteradas ocasiones, mucho más allá de lo sucedido con el predio El Encino, el jefe de gobierno había ignorado órdenes judiciales y había decidido tratar de jugar políticamente dentro de la propia Corte. Y el poder judicial se cansó. El jefe de gobierno, en lugar de haber aceptado ese fallo desde meses atrás, simplemente, como demostración de poder, lo ignoró y entró en una nueva crisis política.
Argumenta que eso lo han utilizado sus adversarios para golpearlo: es verdad ¿acaso esperaba que fuera de otra manera? Cuando un político comete errores y se exhibe, siempre sus adversarios tratan de sacar partido de ello.
Vino luego la marcha contra la inseguridad y se escribió una de las páginas de mayor intolerancia y falta de autocrítica de López Obrador. Las organizaciones sociales convocantes se convirtieron en agentes de la ultraderecha y en un capítulo más del complot, calificó a los manifestantes, millones que marcharon por las calles de la ciudad, de "pirruris" e ignoró públicamente todas las demandas. Terminó tratando de gestar, al estilo Chávez, contramarchas de autodefensa que terminaron siendo un nuevo ejercicio de acarreo y manipulación. Nunca aceptó que la seguridad debía mejorar.
Vinieron los hechos de Tláhuac. Es evidente que si ocurre un linchamiento de una persona, sea policía federal o el más simple ciudadano en algún lugar de la ciudad, la responsabilidad original de los hechos es de las autoridades locales que están encargadas de garantizar la seguridad de la gente y evitar que se haga justicia por propia mano. La lista de mentiras que han dicho las autoridades capitalinas para justificar su inacción en Tláhuac es increíble y van desde su afirmación de que no habían podido llegar al lugar de los hechos por la "orografía" hasta el cinismo de decir, cuando se exhibió el video que demostraba que desde el principio esas fuerzas policiales estuvieron allí sin hacer absolutamente nada, que efectivamente habían estado, festinar que sí habían llegado y decir que habían hecho lo "humanamente posible" por evitar los linchamientos, cuando las imágenes están demostrando exactamente lo contrario. Una vez más en lugar de aceptar que hubo errores y castigar a los responsables, López Obrador ha tratado de protegerlos, de justificar lo injustificable, con un costo político cada vez más alto en su propia credibilidad.
Finalmente este domingo próximo se iba a volver a inaugurar su principal obra pública: el segundo piso del Periférico. Sería la tercera inauguración pero el retraso esta vez tan evidente en las obras no le permitió hacerlo. Lo cierto es que, pese a toda la faramalla, sólo se construyó, finalmente, la mitad de la obra, la que va de norte a sur y se dejó a medias la vía de sur a norte, se comprometió el GDF a entregarla en julio y no pudo hacerlo, luego en diciembre y tampoco terminó, y ahora no se sabe para cuando se terminará. La responsable de la obra, Claudia Sheimbaum, continúa en su puesto y nadie aparece como el responsable de los retrasos, de la conclusión a medias de la misma, ni del aumento de los costos, que por cierto no se conocen a detalle ni pueden ser auditados. Una vez más, nadie es responsable de lo sucedido. En todo caso, dijo, es culpa del aumento del precio del acero (sic).
¿Cuál es el temor que genera López Obrador de cara al 2006? ¿No hay acaso muchos otros políticos tan buenos o tan malos como él? Por supuesto que sí, hay mejores y hay peores, pero el rasgo de su personalidad política que se exhibió en toda esta historia del 2004 es el preocupante: el de la intolerancia y la no aceptación ni de errores ni de hechos cuando no le son favorables. Y muchos se preguntan ya no si ganará el 2006, sino si será capaz, si no gana porque sus números van en declive, de aceptar su derrota

1 Comments:

Anonymous Anónimo said...

Sin duda AMLO está lejos de ser un gobernante perfecto, pero es increible que se hagan este tipo de comentarios sin ponerlos realmente en un contexto claro: Las instituciónes federales, y sus demás adversarios políticos están haciendo hasta lo ilegal, con tal de sacarlo de la carrera política para el 2006. Hagamos una lista, comenzando por aquella marcha silenciosa contra la inseguridad. Iniciemos con los hechos, los niveles de violencia en México han aumentado en los últimos años, y esto es debido a muchas razónes; la pobreza, la desigualdad social, la falta de educación, la drogadicción, pero no podemos dejar de lado un factor muy importante: El hecho de que los delitos más grandes contra la nación, cometidos por la gente que actualmente está en el poder, siguen impunes, así que si Ceballos convierte en delitos nograves los fraudes multimillonarios de los banqueros, siendo senador de la república litiga contra el estado -y recibe 600 000 000 de pesos por un caso-, si la señora Shagún le roba a la loteria Nacional para su campaña en vamos México, si la familia del presidente explota menores de edad en sus plantaciónes, si el PRI recibe ilegalmente millones de PEMEX, si Creel se pasa del presupuesto de su campaña (por muchos millones), si a ellos nadie los juzga, siguen libres, gozando de fortunas que no les corresponden, ¿porqué no un chico de la calle le va a robar su reloj a un señor (inocente)?, ¿porqué no secuestrar al hijo de algún empresario? (tambien inocente), es más, ¿porqué no llegar a un banco, matar a los cajeros y llevarse el dinero? (tambien inocentes, por cierto) Creo que para la mayoria de la gente que lee este sitio la respuesta debe ser muy clara, desde la conciencia hasta la ley, sabemos que esas son cosas que son malas y dañan a la gente. Pero si yo tuviera hambre, me viera contínuamente marginado de los beneficios que el gobierno le da a unos cuantos, pienso que probablemente la conciencia y la ley me parecerian secundarias, especialmente si quien me gobierna pone el ejemplo de cómo se hacen las cosas en este país.
Así pues, después de que AMLO lleva años de lucha (desde muchu antes de ser Jefe de Gobierno) denunciando estos crímenes contra el estado, ¿cómo no se va a reir de la gente que impulsada por la publicidad de los medios sale a la calle (mucha, por primer vez en su vida, después de años de hablar de lo injustas que son las marchas porque provocan congestionamientos viales) a marchar contra la inseguridad, apuntando sobre todo contra el jee de gobierno del DF, el único que no se ha enriquecido inexplicablemente, el único que no ocupa los recursos del estado en su beneficio personal, el único que se bajo el sueldo (y a sus funcionarios) para hacer más obra pública, el único que en lugar de cerrar avenidas para pasar, sale de su casa a las 5 de la mañana para no estorbarle a nadie. ¿Vamos claros? Por supuesto que AMLO reconoce que hay inseguridad en el DF, el sí lleva años trabajando para disminuirla, el no promete resolver asuntos en 15 minútos para luego olvidarse, pero la inseguridad no es un problema que se resuelva sólo con más policía, es algo que requiere de soluciónes de fondo, de cambios sociales y de voluntad política en todos los niveles.
AHora bien, dicen que se ha distanciado de las instituciónes y que demuestra un tremendo desprecio por la ley, bueno, cuando la suprema corte ha demostrado hacer las cosas de manera facciosa, siempre en contra de los ciudadadanos de la Ciudad de México (cuyo único delito es haber elegido a un gobernante de izquierda), tratando de desviar el presupuesto de la ciudad para hacer millonarios a algúnos, mientras en la ciudad se tendría que detener la obra pública (Paraje Sanjuan), llevando casos de manera ilegal, llenos de irregularidades, y publicitarlos como "una sana aplicación de la ley" (el encino) para quitarle a los Mexicanos su derecho a elegir al candidato que quieren (por lo menos al 42% de los mexicanos que le dan esa ventaja tan grande en las encuestas. Si esas son los poderes a los que te refieres, yo también los desprecio, me parece vergonzoso que tergiversen la ley para su beneficio propio, me parece vergonzoso que alguien gane 600 000 pesos al mes (como Mariano Azuela) que salen de los impuestos de todos los mexicanos, me parece vergonzoso que hagan un escandalo por el caso de un delito NO grave, que además no tiene sustento legal, y no investiguen ningúno de los casos que verdaderamente afectan al país.
¿De que tienen miedo los que están en el poder?
De que se les acaben sus privilegios, de que los juzguen por los robos que han hecho o al menos tapado, ¿qué empresarios son los que no quieren a AMLO? Los que se han hecho inexplicablemente ricos, a costa de hacer pobres a miles de mexicanos, de los que saben que iran a la carcel y deberan pagar lo que han ganado ilícitamente.
Con los empresarios honestos, a mi modo de ver, la mayoría, AMLO ha llevado una buena relación, hay más inversión privada ahora en el D.F. de lo que había antes.

México vive un momento crucial, en el que podemos elegir un país en donde el gobierno se preocupe por todos, o podemos dejar que continuen en el poder aquellos que han demostrado solo trabajar para sus propios intereses.

AMLO ha demostrado ser una persona coherente con su discurso. Si Fox, Creel o Madrazo, llamaran al pueblo a tomar las armas por algúna razón ¿creen que alguien los seguiria? AMLO le tuvo que pedir a la gente que estaba dispuesta a hacer lo que sea por él que no tomara las armas, que se negara a violentar al país. El gobierno federal le apuesta a generar inestabilidad política y económica para presionar a la gente, AMLO ha tratado todo el tiempo de mantener la paz y la tranquilidad política y económica, a costa incluso de su libertad.

El PRI y el PAN son capaces de ir a unas elecciónes cuyo resultado sería ilegítimo, lo hicieron en el 88 y lo harán siempre que sea necesario para protejer su impunidad. Un gobierno ilegítimo sería un factor de inestabilidad social y política insalvables, y a ellos no les importa.

4:35 p.m.  

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